El término «delito de cuello blanco» se refiere a los delitos de motivación económica, no violentos o directamente no violentos, cometidos por particulares, empresas y profesionales de la administración.
Desde la perspectiva de un delincuente, los objetivos más fáciles de atrapar en la delincuencia de «cuello blanco» son aquellas personas con cierto grado de vulnerabilidad o con valor simbólico o emocional para el delincuente. Ejemplos de estas personas pueden ser los miembros de la familia, los clientes y los amigos cercanos que están envueltos en procedimientos personales o de negocios con el delincuente. La forma en que se llevan a cabo la mayoría de las operaciones delictivas es a través de una serie de diferentes técnicas particulares. En este caso, una técnica es una forma determinada de completar una tarea deseada. Cuando se comete un delito, ya sea un robo en una tienda o un fraude fiscal, siempre es más fácil llevar a cabo la tarea con éxito si se tiene experiencia en la técnica.
